Hay un pasado que se puede evocar a través del arte, como una forma de reivindicar lo creado en un tiempo que -se pretende- no vuelva jamás. Las distintas expresiones culturales y sociales han dejado huellas que perduran, y volver a presentarlas en público es una forma de construir un sentir colectivo sobre el soporte de lo común y levantando barreras contra el olvido.
Esta noche, a las 21 y en el auditorio del Centro Cultural Virla (25 de Mayo 265), se presentará el espectáculo “Cartas a la memoria”, una propuesta de textos y música en la que trabaja a partir de escritos, canciones y composiciones de las décadas de los 70 y 80, de autores argentinos y latinoamericanos.
Sobre el escenario estarán Batiah Adler de Chazal, Constanza Venturelli y Leandro Ávila, acompañados por la guitarra de Cristian Gutiérrez, en un recital que se presenta como “una manera de decir Nunca Más”, enlazado con el Día de la Memoria, la Verdad y la Justicia.
“Algunos de los textos que tomamos para llevarlos a escena son de la colección de cartas de la dictadura que están disponibles en el archivo de Memoria Abierta, y a otros los fuimos encontrando en la búsqueda intensiva de material que hicimos para estructurar esta propuesta artística”, le dice Adler de Chazal a LA GACETA.
- ¿Cómo surgió la idea de esa presentación escénica?
- Junto al equipo venimos trabajando desde 2017 con algunos espectáculos relacionados a la memoria, como “Retratos del silencio”. En esta ocasión no queríamos dejar de reflexionar sobre la Memoria y los Derechos Humanos y nos pusimos a pensar de qué manera contar la historia de nuestro país.
- ¿En qué consiste el espectáculo?
- “Cartas a la memoria” es un espectáculo de teatro musical para conmemorar a las víctimas de la última dictadura militar. Se entremezcla la ficción y la realidad a través de la lectura de algunas cartas enviadas por aquellos hombres y mujeres desde dentro y fuera de los espacios clandestinos de detención, conjuntamente con la lectura de algunos cuentos de Eduardo Galeano y Graciela Bialet. La puesta cuenta con algunas canciones que nos interpelan y nos llevan a esa época como “La canción del jardinero”, de María Elena Walsh; “Inconsciente Colectivo”, de Charly García; “Nos veremos otra vez”, de Serú Girán y “El oso”, de Moris, entre otras.
- ¿Cuál es el objetivo de la propuesta?
- A través del teatro intentamos que se tome conciencia y sea una acción transformadora para cada uno de nosotros como ciudadanos y habitantes de un país que aún no ha saldado sus deudas históricas en materia de derechos humanos, a pesar de los logros obtenidos en los últimos años.
- ¿Todavía falta mucho terreno en ese aspecto?
- Hay que seguir hablando y concientizando para que todos cuidemos de nuestros derechos, nuestro país y nuestra democracia; hay que hablar de identidad, sobre todo si hablamos del delito de apropiación de bebés y niños, y la sustitución de sus identidades de un modo organizado y sistemático por parte de la última dictadura argentina.
- ¿La ficción y la realidad se han entremezclado constantemente en la historia nacional?
- Depende desde dónde se lo mire. Muchos de los hechos que contamos son reales, y otros ficticios, pero tomamos la ficción como verdad. A esto lo podemos hacer a través del teatro y la música que es la mezcla perfecta entre ambas.
- ¿Ficcionar la brutalidad de la represión ilegal es una necesidad para poder abordarla?
- El arte es político, y muchas veces incomoda. Es una manera de contar, conmemorar y tomar conciencia desde nuestro lugar de artistas. El arte sirve para sublimar la tristeza, el dolor, la alegría, para poder poner en palabras, en canciones, en textos, toda esa emoción que nos atraviesa a nosotros como pueblo.
- ¿Qué significa la memoria para vos y qué implica el olvido o la negación?
- La memoria es recordar y no olvidar, es volver a pasar por el corazón y el pensamiento. Por eso también la memoria está totalmente integrada a todos nuestros sentidos: ver, oler, escuchar, sentir, saborear. La negación es el no hacerse cargo, es tener los hechos enfrente y decidir mirar para el otro lado, que a veces es la forma más fácil de obrar, pero no la que elegimos con el equipo.
- Siendo de la generación posdictadura, ¿qué construiste de esa época en tu imaginario?
- ¡Tantas cosas se construyen! Más porque en los espacios de formación (como la escuela, la universidad o los espacios alternativos) y desde nuestras casas, por suerte, estuvimos y estamos inmersos de información de la época de la dictadura, a través de anécdotas, libros, películas, canciones... tantas cosas. Pero igualmente es muy difícil creer que todo de lo que uno se entera pasó realmente, y con jóvenes incluso más chicos que nosotros como víctimas.